Aquello estaba deseando ocurrir - Leonardo Padura
2. Aquello estaba deseando ocurrir - Leonardo Padura
El
aclamado escritor cubano nos invita a dar un paseo por La Habana, la real, la
de los cubanos. Allí veremos cómo los personajes, verosímiles todos, trazan
sueños que Padura destruye; una tormenta —metáfora del fracaso y la tristeza—
acecha cada cuento del libro. Logra el autor imprimir al país en sus páginas,
con un lenguaje justo, no rebuscado, que juega entre lo poético y el swing
caribeño para narrar como nadie lo podría hacer mejor.
Esta compilación de relatos nos muestra
a un escritor que disfraza su crítica tan sólo mostrando las realidades que ve
ante sus ojos como lo podría hacer Onetti a través de los ojos del doctor Díaz
Grey: “Friolento y
saltando en el asiento trasero del coche, Díaz Grey olvidó la jornada mientras
recordaba sensaciones de otros paisajes invisibles, de otras travesías
nocturnas de inviernos lluviosos, de rostros y ademanes, de soledades, de
repentinas y cortas creencias” (frase que me recordó hace poco
Freddy Castillo Castellanos y que la pueden encontrar en la novela Juntacadáveres, al final del capítulo
IV).
Es
un libro que golpea fuerte y puede dejar a uno por el suelo. Sin embargo es una
excelente opción para esclarecer el dilema, tan actual de los venezolanos, de
si estamos o no como Cuba.

P.D.:
Cuando inició el año fui a la extinta Librería Nacho del Centro Comercial
Sambil Barquisimeto. Hurgué en las estanterías y aproveché de llevar una pesada
bolsa de libros a precios de remate. Creo que gasté tres mil bolívares o un
poco más. Entre ellos venía Aquello
estaba deseando ocurrir; no dudé en llevarlo porque Álvaro Ríos me había
recomendado a Padura. Fue el primer libro que leí en el año, me gustó, fue
arrebatador, me llevó a otras lecturas (Franny
y Zooey de Salinger, por ejemplo, ya que el título del libro nace de esa
novelita) y también me ayudó a concluir, junto a Javier Marías, un cuento que
llevaba cerca de un año escribiendo.
Hace
pocos días, cerca de finalizar el 2017, me reencuentro con el libro. En dos
días leí todos los cuentos. Ya no sentí ganas de llorar como en enero. El golpe
fue igual de fuerte pero el año no ha sido fácil, hemos vivido tanto los
venezolanos que sólo quedamos inertes deseando que aquello —la revolución
cubana de Fidel— no ocurra, como todos anuncian, en nuestro amado país.
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